2º Sorpresas Inesperadas

18.08.2017

Al despertarnos a la mañana siguiente, eran las 6:10 como nos acostamos tan pronto nuestros cuerpos no podían dormir más, así que me visto para preparar el desayuno, al salir veo que la tienda está congelada por dentro y por fuera, siento como mi cara y manos se enfrían rápidamente al mirar la temperatura de reloj veo que marca -8°C, pero tan solo dos horas antes estuvimos a -13°C.


Hacer el desayuno fue todo una odisea, Carla dentro de la tienda que solo se le veían los ojitos, los perros sin querer salir yo allí fuera humeando del contraste de temperatura, haciendo café y tostadas de gofio para coger fuerzas, no sabemos como será la jornada pero es la comida más importante.
Como no tuvimos en cuenta muy bien la posición donde acampamos, cuando llegó el sol a nuestra tienda deberían de ser las 9:00 teniendo que esperar a que descongele.
Ya con todo seco y recogido empezamos a pedalear con emoción , sin saber que nos deparará el día, grandes sorpresas sin nosotros saberlo.
Nos cruzamos con una mujer y preguntamos la hora
- las 11- respondió
Nosotros asombrados dijimos al unísono
+ segura?
- claro
No fuimos capaces de creerlo, como podíamos haber tardado dos horas en empacar todo??.
Continuamos pedaleando por la ruta que habíamos mirado, aunque no la miramos tan bien como creíamos, a los pocos kilómetros pedaleados, empezamos a ver montañas pero más sorprendidos de que la carretera que íbamos se dirige hacia ellas, empezamos a tragar nudos.
Cuando nosotros miramos esas montañas no aparecían, es nuestra segunda jornada de pedaleo sin experiencia, casi sin control de las bicicletas vemos esas montañas alzándose ante nosotros. Una frase viene a la mente " para detrás ni para coger impulso " así que para delante.


Empieza la escalda de lo que para nosotros era un gigante, poco a poco ascendemos, zigzagueando sin control suerte que no transitaban muchos coches y la buena visibilidad pudimos ir ascendiendo, cada par de kilómetros teníamos que parar para hidratarnos y tomar un respiro.

Mirábamos hacia detrás cansados pero orgullosos de lo que estábamos consiguiendo, aun así cada subida resoplaba acordándose del ingeniero de caminos que había diseñado la carretera, soñando despierto verlo sobre mi bicicleta pedaleando haber si le quedaban ganas de hacer otra subida más.

Al cabo de varias horas eran casi las 16:00, a punto de coronar nuestro primer puerto de montaña quedando a penas un kilómetro y medio a Carla le deja de cambiar la bicicleta, como si el desviador trasero se hubiera roto.
Yo estaba acojonado estábamos a unos 1400 metros de altitud, todo nevado aunque había sol este no podía derretirla, conseguimos llegar a un apartadero que no tenía tanta nieve desmontamos todas las alforjas.
Cuando nos fijamos un tornillo doblado era el problema con un alicate que llevaba conseguimos enderezarlo aunque la pinza no sirvió para más nada, Carla probó el cambio; funcionó sin perder más tiempo montamos todo para continuar con la ascensión hasta la cumbre, cuanta emoción el pecho inflado junto al cartel de puerto de Navalmoral.

Eran las 17:00 casi sin descansar buscamos el camino que habíamos mirado para descender, de nuevo suerte que encontramos a unos lugareños que nos informaron que ese camino que pensábamos bajar era solo para 4×4, siguiendo su consejos bajamos por la carretera velozmente.
Yo estaba acojonado cogía demasiada velocidad en poco tiempo, sin saber si los frenos me responderían en un frenazo brusco, como reaccionaría el trolly con Tommy dentro y tampoco quería que se recalentaban los frenos ya que no sabía cuanto tiempo bajaría, poco a poco me fui relajando, cada vez más disfrutando de esa enorme bajada que tanto nos costo subir.

© 2016 La Cuisine Royale  |  Todos los derechos reservados
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar